jueves, 8 de agosto de 2013

La guerra de los servicios públicos

En nuestro país vivimos una guerra mediatica que en los últimos años se ha visto acrecentada por dos la crisis y por ser el último bastión ideológico que diferencia a liberales y a intervencionistas, la guerra de los servicios públicos.

Antes de entrar en el apasionante, controvertido y politizado mundo de los servicios públicos, tenemos que separar el grano de la paja. Para ello, intentaremos aplicar la lógica científica. Como en cualquier problema, el primer paso es hacernos las preguntas correctas: ¿Qué es un servicio público? ¿Qué finalidad tiene? ¿Quién tiene que prestar el servicio? ¿A qué coste? ¿Quién y cómo tiene que pagarse?

Tras formularnos estas preguntas, tenemos que tener en cuenta las leyes científicas aplicables al problema. Los servicios, ya sean públicos o privados, se encuadran dentro de la ciencia económica y le son aplicables varios principios económicos.

“Las leyes económicas son tan ciertas como las leyes físicas o materiales. No podemos violarlas impunemente”. León Say

El primer axioma a tener en cuenta es el principio de que nada es gratis, todo en esta vida tiene un coste. La única diferencia es cómo lo pagamos: pago directo, mediante factura por usar el servicio (p.e. cuando vamos al cine pagamos una entrada) o pago indirecto o diferido, principalmente vía cuota mensual (p.e. el uso del gimnasio, etc) o impuestos (p.e. la sanidad, que nos cuesta a cada español 1.273,09€ al año). Por tanto, ya tenemos claro que el que no salgamos con una factura al usar un servicio público no significa que este sea gratis, solo significa que puedes usarlo sin llevar dinero encima.

El segundo principio es la relación demanda-precio, este teorema establece que cuanto más barato sea un producto o servicio más demanda habrá del mismo, es decir, más gente querra tenerlo. Un ejemplo burdo para ilustrar este principio, si en un parque ponen dos quioscos de helados y en uno el precio del cucurucho de dos bolas es 3€ y en el otro, el mismo cucurucho de dos bolas, cuesta 1,5€ ¿dónde crees que habrá más gente comprando el helado? Ahora imagina que el alcalde decide que, como en agosto hace mucho calor, los helados sean gratis porque es un derecho del ciudadano acalorado que pasea por el parque, ¿crees que habrá más o menos gente haciendo cola para conseguir un helado?

¿Qué es un servicio público?¿Por qué existen?

Historicamente el Estado ha asumido como propios todas aquellas funciones que la iniciativa privada no asume (son los denominados fallos del mercado) o bien porque por su naturaleza intrinsica no puede estar en manos de uno o varios grupos de interes (p.e. La defensa nacional, el poder judicial, etc). Sin embargo, el Estado en su ansia de acumulación de poder ha ido extendiendo su intervencionismo a areas y/servicios que no entran en estas categorias (p.e. empresas públicas en sectores como la automoción (SEAT, FIAT, etc), consultoria (Indra, TRAGSA), etc).

Desde mi punto de vista, los servicio públicos deberian catalogarse en esenciales y no esenciales.

Servicios públicos esenciales: aquellos servicios que facilitan derechos constitucionales esenciales y que son necesarios para que todo ciudadano tengan las mismas oportunidades, independientemente de su origen, capacidad economica, orientación politica y sexo. Debido al caracter igualitario de estos servicios y de cara a poderlos costear independientemente del entorno economico, la elección de los mismos debe ser restrictiva. En esta categoria entrarían la seguridad, la justicia, la educación y la sanidad.

Servicios publicos no esenciales (lo que los ingleses llaman "nice to have"): aquellos servicios que no entran en la categoria anterior, aunque faciliten la vida del ciudadano, y que el mercado puede cubrirlos sin necesidad de la intervención del Estado. Algunos ejemplos son: suministros de agua, gas, electricidad, etc.

¿Quién debe prestar el servicio público?

En mi subjetiva opinión, todo servicio público de ser prestado por el agente, público o privado, que de el mejor servicio al menor coste. Por tanto, exceptuando a aquellos servicios que solo pueden ser prestado por funcionarios (defensa nacional, seguridad pública y justicia), todos, si he dicho todos, los servicios públicos pueden ser gestionados por empresas privadas o por empleados públicos.

Para entenderlo hay empezar rebatiendo el falso axioma de que la gestión publica de la educación, la sanidad, etc garantiza un servicio igualitario, de calidad y gratuito. Analicemos algunos ejemplos que rebaten el axioma.

La educación publica española ha sido el mayor ejemplo de la falsedad del mismo,a pesar de invertir importantes cantidades de dinero, la calidad de la misma es nefasta, obteniendo unos pobres resultados en el informe PISA, y curiosamente cuanto más importante es el peso de la educación concertada - es decir, el servicio público es prestado por una empresa privada- mejores son los resultados de esa comunidad autónoma.

La sanidad es otro ejemplo de que la gestión del bien público puede ser realizado por una empresa privada sin que suponga una disminución de la calidad ni un aumento de la dificultad al acceso del mismo. A lo largo de España aparecen multitud de ejemplos de empresass privadas prestando servicios sanitarios al Sistema Nacional de Salud (p.e la Fundación Jimenez Diaz en Madrid, los hospitales dela orden de San Juan de Dios en Cataluña, en Andalucia, etc).

Por tanto, vemos que un bien publico puede ser gestionado por una empresa privada sin que se ponga en riesgo el acceso al mismo.

¿A qué coste? ¿Quién y cómo tiene que pagarse?

Tras revisar qué es un servicio público y si el mismo puede o no ser gestionado por una entidad distinta al Estado, llegamos al meollo de la cuestión, quién paga y cuánto debe pagar.

Desde mi punto de vista, el dinero público tiene que ser gestionado como lo que es "el dinero del contribuyente"; contirbuyente al que el Estado le mete la mano en el bolsillo para quitarle una parte importante de su dinero. Cada uno de nosotros aplicamos la maxima "más por menos" cuando contratamos o compramos servicios o bienes en nuestra vida privada, ¿por qué no pedimos lo mismo a nuestros gestores públicos? Si asi lo hicieramos, nuestros gestores públicos deberían gestionar el dinero público como gestionarian su propio dinero, exigiendoles que se rijiesen por los principios de eficiencia y eficacia.

Imagen tomada del blog "administración de servicios de enfermería"

Una percepción erronea que circula por nuestra querida piel de toro es la de que el dinero publico es inagotable y no cuesta nada; asi se explica que todos queramos que "papa estado" nos de todos los servicios gratis y de modo ilimitado. Como ya hemos visto, el dinero público no lo imprime por la noche el ministro de Hacienda, sino que se lo quita a los contribuyentes (ciudadanos que tributan, que no son todos los ciudadanos que habitan el país) de forma directa (rentas del trabajo, vulgarmente IRPF) o de ofrma indirecta (impuestos al consumo y tasas) o lo pide prestado (deuda pública). Asi, cada vez que decidimos que el Estado nos de "algo gratis" en realidad estamos pidiendo que nos quite nuestro dinero y nos lo devuelva via prestación de servicio, obviamente con el consiguiente riesgo del despilfarro y corrupción inherente a la gestión pública, sobre todo cuando mucho politico y ciudadano considera que el dinero público no es de nadie.

Ahora que sabemos que lo que nos da el Estado tiene un costes (impuestos), que como contribuyentes queremos la máxima "más por menos" y que un servicio público no deja de serlo porque lo preste una empresa privada, ¿sigues pensado de igual manera sobre los servicios públicos?

Me despido con una frase del genial Woody Allen:

"Arreglar los problemas económicos es fácil, lo único que se necesita es dinero".


 

 

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