domingo, 19 de agosto de 2012

Un país de cerdos

Una de la grandezas de la democracia es la libertad, pero tambien exige mucha responsabilidad. Nuestros derechos y libertad se ven limitados por lo derechos y la libertad de los otros individuos con los que compartimos espacio y tiempo.


En este país el civismo se ha pérdido a pasos agigantados. Mientras son legion los que piden cuidar el medioambiente, una multitud se dedica a dejar los parques como estercoleros cada fin de semana, a sembrar las calles de mierdas de sus perros, regalarnos un alfombrado de papeles, colillas, etc.

 

¿Cómo podemos ser tan cerdos?

 

Si no somos capaces de cuidar el espacio común en el que vivimos, ¿Cómo queremos arrojarnos la capacidad de cuidar y mantener nuestra democracia?

 

La democracia real la ejercemos cada día con nuestro comportamiento.

 

Os dejo la foto de la situación que ha motivado la entrada de hoy. Un parque infantil convertido en estercolero por los del botellón. ¿Qué les cuesta tirar sus desperdicios en la papelera que esta a 10 metros?

 

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