lunes, 20 de junio de 2011

A vueltas con los muertos

Como la crisis economica en España, al contrario de lo que pasa en el resto del mundo, no solo cede sino que parece que se agudiza: el paro sigue creciendo a pesar de la temporada veraniega, el diferencial de la deuda ha alcandado costas historicas, la deuda pública está disparada, la bolsa se hunde y el PIB no muestra señales de crecimiento; el Gobierno de la Nación no tiene otra peocupación más importante de la que ocuparse que saber qué hacer con el cuerpo del general Franco y de José Antonio Primo de Rivera.

Como todo el mundo sabe, los cuerpos del anterior Jefe del Estado y del Jefe de la Falange reposan desde hace varias decadas (el primero, 36 años y el segundo 52 años) en el Valle de los Caidos. El Valle de los Caidos representa para unos el monumento a reconciliación y al recuerdo de la Guerra Civil, legado que rememora esa guerra fraticida en la que lucharon hermanos contra hermanos; para otros, es el monumento a la barbarie de los vencedores, construido con el sudor y la sangre de los vencedores.




Desde siempre mi postura hacia la historia, ya sea la más cercana o la más lejana, es la de conservarla, estudiarla y comprenderla desde la más aséptica de las posiciones posible. El problema es cuando la historia se trata de politizar, usarla como arma arrojadiza o se prentende rescribirla, entonces es cuando afloran las posturas encontradas, el resentimiento de las heridas del pasado y se anteponen las "visceras" a la razón. Y este, parece ser el fin que busca Rodriguez Zapatero desde que inicio su cruzada por la Memoria Historica. Desde este blog hemos hablado largo y tendido sobre este tema: aqui, aqui y tambien aqui.

Lo que pretende el Gobierno de Rodriguez Zapatero no es recuperar la memoria de los muertos del bando republicano sino borrar de la historia al bando nacional y pintarlos como unos salvajes ansiosos de sangre amparados por la Jerarquia Catolica.

En este contexto, se inscribe la última gilipollez (no hay otra palabra en el diccionario de la RAE que mejor describa esta acción) del Gobierno, que no es otra que levantar la lápida del Valle de los Caidos y llevarse a Franco a otro sitio. Esta postura seria como llevarse a Lenin de la Plaza Roja de Moscú, al Che de Santa Clara, etc

En estos ultimos días hemos visto y leido dos acontecimientos que ponen de relieve como cada uno interpreta la historia y los simbolos según sus convinciones, asi como que en la Guerra Civil muchas atrocidades se cometieron bajo el odio y el ansia de revancha de viejas rencillas familiares, pueblerinas o personales, todo ello aderezado con la envidia, ese deporte que tanto practicamos los españoles desde la antiguedad.

1- La muerte de Jorge Semprun, exiliado y ex-ministro de Cultura con Felipe Gonzalez, nos regalo la foto de un feretro cubierto por la bandera tricolor republicana, la cual es anticonstitucional según el articulo 4.1 de la CE y la legislación reguladora de los simbolos y banderas de la Nación, rodeado de ministros, ex-miinstros y un ex-presidente del Gobierno de España. ¿Qué hubiese pasado si en la foto cambiamos la bandera, el muerto y el partido politico de los ministros, ex-ministros y del ex-presidente? No quiero ni pensar en los titulares de El País, Público, la Sexta, Telecinco y la SER (un aperitivo ocurrio en noviembre de 2009)






2- La identificación de los integrantes del piquete que dio muerte a Federico Garcia Lorca y la reconstrucción de sus últimas horas por Miguel Caballero, autor del libro "Las 13 últimas horas en la vida de Garcia Lorca", La Esfera de los Libros, adelantadas por el diario El Mundo. En esta investigación se pone de manifiesto que la muerte del poeta no se puede entender sin tener en cuenta los odios familiares entre los Alba (retratados por Federicos en "La casa de Bernarda Alba"), los Roldan y el padre del poeta. Asi se entiende que Federico sea apresado y ejecutado a pesar de estar refugiado en la casa de los Rosales, falangistas "camisas viejas", y estar bajo la protección del Gobernador Civil de Granada. Merece la pena leer este trozo de historia para ver lo que tuvieron que ser aquellos dias de sangre y fuego. Como en muchos otros asesinatos cometidos por ambos bandos durante la Guerra Civil, la etiqueta de "rojo" o "fascista" solo era la excusa perfecta para matar a alguien que se le mataba por envidia, rencor, venganza o, simplemente, odio no por política.

Nota: en esta entrada como en otras de este blog sobre la Guerra Civil uso los nombres con los que se identificaron cada uno de los bandos combatientes (republicano y nacional), y no los que se usan hoy en día según las normas de lo politicamente correcto. Y lo hago porque para mi todavía nadie me ha podido demostrar quién eran los buenos y cuáles los malos, ya que ambos bandos cometieron barbaridades: asesinatos en masas, fusilamientos sumarios, asaltos y atropellos a la población civil, etc. Es más, visto lo visto y vivido lo vivido hasta hora me identifico más con la herencia del bando nacional que el republicano: la transición a la democracia actual se pudo hacer gracias a la estructura y las bases del ordenamiento juridico del Estado Español construido tras la Guerra Civil y bajo la batuta del sucesor de Franco en la Jefatura del Estado, Su Majestad D. Juan Carlos I. A pesar de estar plagada de intentos de sabotaje por la extrema derecha (asesinato de Atocha, asonadas militares, etc) y por la extrema izquierda (asesinato de militares, jueces y politicos por ETA y por los GRAPO).


-- Desde Mi Ipad

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