viernes, 10 de febrero de 2012

Visto para sentencia


Hoy hemos conocido la sentencia del primero de los juicios a Garzón, tal y como anticipábamos en este blog, Garzón ha sido condenado a 11 años de inhabilitación por prevaricación en el caso de las escuchas a los abogados del caso Gürtel. 

 

 Ayer, quedo visto para sentencia el segundo juicio de las tres causas abiertas contra Garzón. Durante el alegato final, el fiscal Navajas declaró que Paracuellos fue "un hecho puntual de saca de presos" de cárceles de Barcelona y Madrid, e "incluso hoy se está sometiendo a investigación si responsables de la república tenían implicación" en la matanza. Con esta declaración trataba de desmotar la tesis de la acusación de que Garzón había cometido prevaricación al usar la  ley de Amnistía  para evitar el procesamiento de Santiago Carrillo por su participación en los asesinatos de Paracuellos y omitir la misma en el caso de los crímenes del franquismo.

 

Las declaraciones del fiscal Navajas recuerdan las justificaciones de la izquierda española a la hora de minimizar la represión en el bando republicano. Los dos argumentos principales para minimizar la represión republicana son: la represión era puntual y esporádica y   no era organizado por el estado republicano, sino por exaltados de las milicias y los partido políticos.

 Imagen del cementerio erigido sobre las fosas comunes de Paracuellos

Pero, ¿cómo se pueden justificar los asesinatos de Paracuellos, que duraron más de un mes y sumaron miles de víctimas?

 

Paul Preston y otros historiadores que defienden al bando republicano justifican la represión en Madrid por tres causas:

  1. Por el miedo y las atrocidades que cuentan los huidos de Extremadura y Andalucía que llegan a Madrid
  2. Por los constantes bombardeos de la aviación alemana, y
  3. por el miedo al quintacolumnismo (el General Mola en una locución radiada declaró que Madrid caería gracias a las 4 columnas militares africanas que avanzaban hacia Madrid más la quinta columna que vivía dentro de Madrid)

 

Los hechos

Otoño del 36. Ante el imparable avance de las tropas nacionales hacia Madrid, el gobierno republicano decide abandonar Madrid con rumbo a Valencia. Margarita Nelken deja en manos de la Dirección General de Seguridad la evacuación de los más de 8.000 presos que hay en las cárceles madrileñas. La recién constituida Consejería de Orden Público será, finalmente, la encargada de ese cometido ante las presiones de los generales Miaja y Rojo. ¿De qué se trataba al hablar de «evacuación»? ¿De garantizar la seguridad de los detenidos o de eliminarlos? 

El 6 de noviembre, las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y representantes de la CNT se reúnen en la Consejería de Orden Público para decidir el destino de los prisioneros. En las Juventudes —mayoritarias— destacan Santiago Carrillo, José Cazorla y Segundo Serrano Poncela. Resulta inconcebible, apunta Preston, que el veinteañero Carrillo —secretario de las JSU y Consejero de Orden Público— «no hubiera asistido a esta reunión». Es más, Carrillo es el responsable del nombramiento de Segundo Serrano Poncela como delegado de Orden Público, responsable a su vez del Consejo de la Dirección General de Seguridad, al que se le atribuye la responsabilidad de las matanzas

Tras pasar la víspera revisando ficheros de los presos de las cárceles madrileñas, la mañana del 7 de noviembre comenzó la «evacuación», denominación eufemística de las siniestras «sacas». Las cifras son escalofriantes: desde el sábado 7 de noviembre y hasta los primeros días de diciembre, entre 2.200 y 2.500 personas fueron «sacadas» de las cárceles de San Antón, Modelo y Las Ventas y luego asesinadas en Paracuellos del Jarama y Torrejón; las órdenes no las firmó Carrillo, sino el policía Vicente Girauta Linares y, cuando este marchó a Valencia, sus sustitutos: Serrano Poncela y Bruno Carreras Villanueva. Como escribirá Jesús de Galíndez, «la trágica limpieza fue desgraciadamente histórica; no caben paliativos a la verdad».

Los miles de represaliados, entre 2.500 y 4.000 (los historiadores no se ponen de acuerdo) que yacen en fosas comunes en Paracuellos y Torrejon incluían a padres e hijos, hermanos,  un grupo importantes de religiosos (281 religiosos y 70 sacerdotes), a militares y a civiles (muchos de ellos intelectuales, políticos y profesionales liberales, entre ellos el escritor Muñoz Seca)

Las autoridades republicanas que se quedaron al frente de la defensa de Madrid decidieron evacuar a los presos de las cárceles para evitar que se sumaran al ejército golpista. La gran pregunta es por qué este traslado se convierte en exterminio. En aquel momento, un joven Santiago Carrillo está al frente del Consejo de Orden Público, encargado de gestionar la evacuación de los presos. Junto a él, su mano derecha, Segundo Serrano Poncela, sobre quien Carrillo descarga la responsabilidad de los fusilamientos. Texto extraído del documental "Paracuellos en la memoria" 

Dice Carrillo que no se entero hasta el día 9 de noviembre y que no tenia fuerzas para controlar a los incontrolados y exaltados que pululaban por Madrid. Es más, Carrillo se autojustifica con la siguiente frase: "en esos momentos no hay términos medios, o matas o te matan" (documental "Paracuellos en la Memoria", RTVE 11/12/2011)

La salvaje represión no finaliza hasta primeros de diciembre en que Melchor Rodriguez (el denominado "ángel rojo") es nombrado Delegado General de Prisiones con plenos poderes, otorgados por el ministro de Justicia del Gobierno republicano, el anarquista García Oliver. En ese momento paraliza las sacas de presos. Su actuación supondrá la salvación de muchos hombres que posteriormente serán relevantes en el franquismo  (Muñoz Grandes, Fernández Cuesta, Martín Artajo y Blas Piñar, entre otros)

Una de las actuaciones más destacadas de Melchor Rodríguez tuvo lugar durante unos disturbios, después de que el Ejército nacional bombardease el campo de aviación de Alcalá de Henares. Una concentración de protesta, en la que participaban milicianos armados, llegó a la prisión de Alcalá de Henares donde exigieron la apertura de celdas para linchar y ajusticiar a varios presos. Rodríguez acudió a la prisión y enfrentándose al grupo salvó del linchamiento a numerosos presos.

Melchor Rodriguez murió en el año 1973, en pleno franquismo. En su funeral, el ataúd fue cubierto con una bandera de la FAI y se entonó  A las barricadas, asistieron multitud de los salvados por él. 

 

Fuentes:

1. Documental "Paracuellos en la memorias": http://media1.rtve.es/resources/TE_NGVA/mp4/2/4/1323648844442.mp4

2. Matanzas de Paracuellos: http://es.wikipedia.org/wiki/Matanzas_de_Paracuellos 

3. Paul Preston acusa a Carrillo de entir sobre Paracuellos: http://www.europapress.es/nacional/noticia-paul-preston-implica-carrillo-matanza-paracuellos-mentiras-son-infantiles-20110411141033.html

4. http://es.wikipedia.org/wiki/Matanzas_de_Paracuellos

 

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