Tres generaciones han pasado desde aquel torrido julio del 36, en el que los españoles se despeñaron en el sinsentido del más salvaje cainismo, del que tantos ejemplos hemos dado en la historia de España, y que tan magistralmente plasmó el gran Goya en su cuadro "duelo a garrotazos".
Multitud de historiadores han concluido que la situación de la España previa a la guerra era la de un polvorin a punto de estallar, las intrigas politicas y militares de la derecha y de la izquierda habían alcanzado tal grado de paroximo que solo podian conducir a un enfrentamiento entre las Dos Españas que cohabitaban desde el siglo XIX(las dos España y Unamuno, las dos España de Santos Julia, etc).
Lo que esta claro es que la Transición logró la reconciliación nacional, piedra angular que permitió transitar de la dictadura a la democracia sin provocar un enfrentamiento, a pesar de estar plagada de intentos de sabotaje por la extrema derecha (asesinatos de Atocha, asonadas militares, etc) y por la extrema izquierda (asesinato de militares, jueces y politicos por ETA y GRAPO).
En la transición, la clase media nacida en el desarrollismo de los años 60 y 70 tenia mucho que perder y mucho miedo a las "historias de la guerra y la postguerra" del abuelo, con lo que optó por el camino de la paz y la reconciliación, pero en ningún momento del olvido. Y olvido no fue lo que hubo en la transición, ya que desde el comienzo de esta los estudios, los libros, las peliculas y los ensayos que han abordado la Guerra Civil desde la perspectiva opuesta a la "versión oficial" de la dictadura han sido miriada.
Sin embargo, para una parte de la izquierda y, especialmente, para el zapaterismo eso no era suficiente, había que dejar claro que en la II República, la Guerra Civil y en la dictadura hubo "buenos y malos". Ese es el segundo deporte nacional tras la envidia, la constante obsesión por reducir todo al "estas conmigo o contra mí". Asi se entiende la portada del diario Publico de hoy en relación al discurso de José Bono sobre la efeméride del 18 de julio.
Y esta portada, tan reconciliadora, se debe a que el Presidente del Senado uso parte del discurso que pronunció Manuel Azaña, Presidente de la II Republica en 18 de julio de 1938:
"Cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, piedad, y perdón".
Discurso que, en mi humilde opinión, suscribirian el 90% de los españoles y que expresa claramente la filosofia de la transición, a pesar de estar pronunciado hace 73 años y en plena contienda.
Pero para algunos, incluyendo al "presidente rojo", la transición cerró la herida de la Guerra Civil en falso y era necesario hacer una segunda transición. Asi Rodriguez Zapatero promulgó la ley de la Memoria Historica cuyo principal objetivo ha sido remover los muertos a toda costa para reescribir la historia, para inocular la idea de que los golpista franquistas acabaron con una joven, esperanzadora y ansiada democracia con el golpe del 36. El problema es que cuando se comienza a remover los muertos, se levantan los fantasma y en una guerra hay fantasmas en los dos lados. Asi se entiende, por ejemplo, la siguiente columna de opinión en el diario La Gaceta.
El artículo aborda el asesinato de José Calvo Sotelo, diputado de Española, por guardias de asalto (la Policia Nacional de la II República)y militantes socialistas la madrugada del 13 de julio de 1936. La inacción del Gobierno de la República para detener y juzgar a los culpables fue el detonante para que muchos militares indecisos con el Alzamiento diesen un paso adelante, entre ellos Franco.
Ya he hablado (aqui) sobre la tergiversación que alguno quieren hacer de la historia para presentar presentar a la II Republica como una democracia mejor que la que tenemos desde la aprobación de la Constitución del 78. El gran problema es que la II Republica fue torpedeada desde su nacimiento por la derecha y por la izquierda. Sí, esa izquierda que ahora tanto la defiende y la revindica. Solo un botón de muestra con una selección de frases de Francisco Lagro Caballero, presidente del PSOE del 32 al 36:
“Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos". (Murcia. 1933)
“Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”. (febrero de 1933)
Todo un democrata; esta amenaza la cumplieron con la Revolución de Octubre de 1934 contra el gobierno de Alejandro Lerroux.
“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos” (19 de enero de 1936. Alicante)
Me gustaria cerrar esta entrada con una dedicatoria que me ha impactado por el alto grado de sentido común que tiene, ese sentido común del que carece el señor que habita en la Moncloa.
"A los perdedores de la Guerra Civil, que fueron todos" Leonardo Cervera, autor del libro "La guerra de mi abuelo"
-- Desde Mi Ipad
No hay comentarios:
Publicar un comentario